De otros tiempos
Su piel olía a mixtura de canela y limón, sus ojos viajaban un extraño recorrido por la inmensidad de los océanos. Sus manos, como suaves pinceles, pintaban caricias en los cielos.
En sus pies la tierra encontraba el equilibrio, y en su voz las canciones danzaban palabras.
Su imagen no la reflejaban los espejos y sus pensamientos dibujaban en el aire suaves brisas de luz-viento tenue.
Su esencia perfumaba las habitaciones que tras de sí olían a rocío azucarado.
Parecía una criatura de otros tiempos que se acercaba para mostrarnos lo gentil de los sentidos, lo sutil de la belleza, lo simple del vivir.
En sus pies la tierra encontraba el equilibrio, y en su voz las canciones danzaban palabras.
Su imagen no la reflejaban los espejos y sus pensamientos dibujaban en el aire suaves brisas de luz-viento tenue.
Su esencia perfumaba las habitaciones que tras de sí olían a rocío azucarado.
Parecía una criatura de otros tiempos que se acercaba para mostrarnos lo gentil de los sentidos, lo sutil de la belleza, lo simple del vivir.
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