Sensaciones 4
De angustias y nudos en las gargantas, de esos duros de desatar, nudos apretados que te quitan la voz y se apoderan de vos. La angustia, vaya sensación.
De otros tiempos recuerdo haber sido prisionera de tantas angustias, y de a poco, a lo largo de los años, fui aprendiendo a desatar nudos, la mejor técnica indiscutible: el perdón.
Difícil de aplicar el perdón, pero es una técnica que vale la pena aprender, ¿cómo?, ah ! perdonando, al principio parece imposible, y nos perdonamos sin creérnoslo, pero un día, con ayuda de la magia de la perseverancia y la palabra, como gota que atraviesa la piedra, nos damos cuenta que ese asunto que nos angustiaba, ya no acusa esa sensación, y va mutando, y vuelve la voz.
Si sensaciones las hay nocivas, creo que la angustia es de las peores, porque ahoga, desgarra, enferma y aísla. No sé si estarás de acuerdo conmigo, no te hablo desde el doctorado, es desde mi personal experiencia.
Tantas pueden ser las razones de angustiarse, el remedio que yo encontré fue solo uno, perdonarme, y si me perdono, te perdono, y si te perdono te libero, y si te libero, soy libre. Cuando la angustia desaparece, la sensación es de una suave, simple, limpia, y fresca liberación.