Acostumbrarse

 Acostumbrarse al orden, a la inseguridad, acostumbrarse a tirar a fin de mes y no llegar, a postergar, a la soledad, a los golpes o a los gritos, acostumbrarse al dolor, al alcohol, a los medicamentos, acostumbrarse a perder o a ganar, acostumbrarse a lo que se ve cotidianamente hasta rendirse insensible a lo atroz, acostumbrarse a las sociedades crueles y a la falta de solidaridad, al silencio, acostumbrarse a tener y a renunciar, a las ausencias o a las presencias... Acostumbrarse es un grave problema constituido por la falsa y aparente tranquilidad, acostumbrarse es morir de rutinas, y eso si que es una pena.
 Incomodarme, si, prefiero, y si fuera posible incomodar.
 Incomodar a la estructura, y a la norma que nos aleja de lo natural, de lo humano.
 Incomodar abrazando o sonriendo, incomodar hablando y siendo, incomodar hasta el ridículo en pos de una sonrisa, incomodar con una huella que insinúe un caminar más cercano a la aventura despojando de oxígeno a la rutina, esa que acostumbrada y sombría te arrastra por designio vaya a saber uno de quién y en nombre de qué interés.
 Incómoda e incomodante se aprende a desentonar, hasta que se vuelve costumbre y el ciclo vuelve a empezar...

PD:
Nos acostumbramos e indefectiblemente (?) vamos restando atención a esos detalles que hicieron la diferencia, muchas cosas se vuelven invisibles y a otras nos volvemos indiferentes porque "hay cosas más importantes", y así olvidamos su valor original, hasta que la pérdida nos obliga a re-valorarlo todo, pero claro... ya es tarde.
¡La puta que perdemos cuando nos acostumbramos!

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