Aprender se aprende...

 Aprendí demasiado pronto demasiadas cosas, pero eso nos pasa a casi todas las personas que llegamos a este mundo con una sensibilidad más sutil, los demás aprenden a tener corazas antes de nacer, supongo, o las traen puestas de sus vidas anteriores, en mi vida anterior debo haber muerto desnuda, y desprovista de todo, porque llegué aquí muy frágil y receptiva. No me culpo, ya no... Pero aprendí.
 Aprendí que la muerte es desvastante sobre todo cuando amás, aprendí que el abandono es posible aún siendo parte de una familia presente, aprendí que es mejor aparentar ser una tipa dura, sobre todo porque eso espanta a los hijos de puta, no a todos por supuesto, pero a la mayoría, y en contraparte, también espanta amigos, pero aprendí que no existen los amigos para toda la vida, no que ya la haya vivido toda, pero si lo suficiente como para desencantarme de lo eterno de la amistad, aprendí que la eternidad es un hilo conductor y lo que hoy se interrumpe, tal vez continúe en la próxima existencia, aprendí a rendirme y a no sentirme obligada a soñar si no hay sueños, aprendí que el amor de una madre no siempre se entiende pero eso no lo hace menos amor, y que indefectiblemente la vida te transforma, aprendí que hay prejuicios que permanecen agazapados a las etiquetas que nos ponen y ponemos.
 Aprendí que no importa cuán acompañada estés, si te sentís sola, es soledad, y que a veces en la más absoluta soledad encontrás tu compañía, aprendí que el peor enemigo del amor es la indiferencia, y que la rutina es un pantano que succiona el alma con un magnetismo brutal, aprendí que distraerse es solo un paliativo y que cuando se pide ayuda es necesario estar dispuesto a dejarse ayudar, aprendí que no te salva nadie de ser uno mismo, si te gusta bien, y si no... Mierda, que la tenés complicada!
 Aprendí que el deseo de morir no alcanza para morirse, y que las ganas de vivir no son suficientes para vivir, aprendí que hay pozos que pueden parecer infinitos pero de los que se puede salir, aprendí que las relaciones hay que cultivarlas y si se descuidan, agonizan, no importa de que relación se trate, aprendí que hay animales capaces de dar más amor que los humanos, sin importar quién seas, cómo te veas, o qué tengas.
 Aprendí que a los golpes se aprende más rápido, pero que con risas se aprende mejor, seguro que aprendí otras cosas que ahora no cabe decir, pero si de algo estoy segura es que no importa cuanto trates de evitarlo, cuanto lo ignores o te opongas, aprender se aprende.

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