A veces me aparto

 A veces me aparto solo por la necesidad de encontrar una nueva perspectiva, cruzo la calle, busco otro ángulo.
 A veces me aparto porque entiendo que allí ya no hay nada que me enriquezca el alma.
 A veces me aparto porque ya no tengo más para ofrecer, y en esas condiciones es imposible enriquecer a otros.
 A veces me aparto porque me siento sapo en un paraje de sirenas.
 A veces simplemente me aparto para respirar.
 A veces sucede que no me aparto y duele la cercanía.
 A veces entiendo que apartarse es la mejor opción aunque desgarre y otras veces no entiendo nada.
 A veces me aparto para acercarme a la verdad en mi.
 A veces no me aparto, pero me encierro en un caparazón tan duro y frío, que inevitablemente hace que se aparten de mi.
 A veces me aparto para no molestar o porque no queda otra.
 A veces me aparto porque siento que el drama hunde, resta y opaca.
 Aveces me aparto en el intento de evitar el abandono, ridículo intento por cierto.
 A veces me aparto sin saber, sin sentir, como el agua de un estanque que de a poco, casi imperceptible se evapora para llover en otros lados.
 Antes no me pasaba, no me apartaba de nadie y de nada, no había fronteras ni límites, todo lo absorbía, y cada vez era menos yo, sin la capacidad de distinguir, elegir, perdonar, aceptar y amar-me.
 Pero sucede también que a veces me quedo.
 A veces me quedo por un tiempo, o por siempre...




Entradas populares