Silencios

 Y si, es innegable que hay días en los que nos sienta muy bien el silencio.
 De todas las cosas que se me ocurren hoy, callar es la más sensata, pero sobre todo la más sana.
 Si vas a romper el silencio, que sea para decir algo que realmente valga la pena escuchar, y la verdad es que no tengo más ganas de que las cosas valgan las penas, ya va siendo hora, con casi cuarenta y cinco, de que empiecen a valer más las alegrías, y entonces... Silencios y sonrisas.
 Me inspiro mientras en silencio, pero con música de fondo, preparo la cena para dos, si, casi siempre hay cena para dos, mi hijo menor y yo, menos los jueves que somos tres, y se rompen todos los silencios cuando mis dos hijos llenan la mesa, la casa y el alma de vida.
 Silencio, pucha que vale la pena callarse un poco, y mantener a raya los pensamientos.
 ¿Lográs acallar un poco tu cabeza?
 Te aconsejo que pruebes, que le dejes lugar a las sensaciones, sin tanto análisis, sin tanta vuelta, sentir las teclas en los dedos, suaves, sentir la brisa que se filtra por la puerta, la luz que acompaña el movimiento de tu sombra, escuchar los sonidos del ambiente, el agua que hierve sobre la hornalla, mientras el presente se palpita, en silencio.
 Hoy me sienta bien el silencio, y todo lo que tenga que decir, lo diré en el momento en el que las palabras valgan la alegría.
 Sh! Escucha-te.
 Hablemos otro día, cuando lo que tengamos para decirnos, sea mejor de lo que nos atrevemos a callar.
 Buena semana.

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