Pensamientos cotidianos 16

 Escribir por escribir, en esos días en los que el tic tac de los relojes aturden el silencio de la mente, acompasadas tararean las gotas contra los cristales sucios que apenas distorsionan la realidad, la nublan, la empañan o la mejoran, quién sabe.
 Escribir por escribir en una tarde de invierno que no llega a frío ni a infierno, de temperatura mediocre en la que el sol ilumina a medias nublando sus luces, acompañando las sombras.
 Escribir por escribir en la calma persistente, en la tibieza hogareña, en la inconclusa soledad, en la paz interior, en la confianza certera de que donde debo estar, estoy.
 Escribir por escribir, repitiendo encabezados, desenmarañando ideas, descubriendo sensaciones, escuchando pensamientos y el tic tac que no cesa e interrumpe, una, dos, sesenta veces por minuto, y vuelve a llover. Llueve por fuera y por dentro, llueve y sangra, late y gotea, el movimiento es permanente, si no me muevo yo, se mueve el mundo por dentro y por fuera, no importa, nada importa.
 Escribir por escribir, sin mediar razón en pensamientos, letra a letra van cayendo, una, dos, sesenta por minuto como marca el reloj, como apunta el cursor.
 Escribir por describir, la amargura del mate y de la vida el dulzor, lo ruidoso del mundo y el silencio interior, la inocencia perdida por hacerse mayor, la confianza caduca, una fe superior, el amor invisible en el diario de hoy.
 Escribir por escribir, escribir y describir lo que no por mi mutismo, no sucumbe en mi interior.

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