Flotar
Después de haber estado tanto tiempo bajo el agua, no resulta fácil, ya no es familiar la descarga, uno manda para abajo, traga, y traga y de repente se descubre encariñado a lo que asfixia, aprisiona, encadena y las lágrimas se amontonan en un lago angustioso sin desagüe, sin caída que decante la humedad de la pena que se aloja agazapada en la garganta enmudeciendo las cuerdas, palideciendo voluntades, inoculando deseos, paralizando voces, petrificando llantos, ahogando desahogos.